domingo, 15 de febrero de 2015

CRUDEZA CON SABOR A CALLE





Caminando por las frías calles de Bogotá, me encontré con una cruda y trágica realidad, que hace mucho tiempo paso a ser, de un acto insólito a una tradición. Donde el respeto y la solidaridad se esfumaron, dejando cenizas de odio y envidia.
Así se vende la dignidad en esta ciudad, por dos mil, o tres mil pesos. Adolescentes en busca de un alimento, tal vez, un sueño, intercambian su cuerpo sin la más mínima aversión. El amigo de lo ajeno mientras tanto está asechando a su presa, este piensa cómo salir de esa pobreza en la que vive, que paso desde hace tiempo de ser física a mental. Apoderándose así de él sin permitirle avanzar hacía una salida segura, prefiriendo así una fácil que lo lleve a la gloria.
Aunque él, no pensó que la gloria que buscaba traería consigo la muerte, aborreció hasta su último segundo de sufrimiento esta “presa ingenua” que lo sacó del juego, como quien mueve su ficha de ajedrez. Tendido en el suelo sin respiración, con un frío que recorre cada una de sus venas, piensa que pudo ser feliz sin recurrir a las crudas calles con sabor a maleza.

Por: July Blanco

No hay comentarios:

Publicar un comentario